La creciente preocupación por la degradación del medio ambiente y por la escasez de recursos naturales ha generado un cambio profundo en la actitud de los consumidores, los políticos, las organizaciones sociales y los empresarios. Por su parte, y debido a la inquietud de los agentes sociales, las Administraciones han reaccionado promoviendo una legislación medioambiental cada vez más estricta, que trata de reducir la cantidad de residuos generados, al tiempo que exige la eliminación de materiales tóxicos o peligrosos en la fabricación de los productos y promueve la recuperación y el reciclaje. Tanto las Administraciones como los diversos agentes sociales coinciden al señalar al fabricante como responsable de los productos al final de su vida útil. Entre otras cosas, porque es precisamente el fabricante el que tiene más capacidad de decisión para reducir el impacto medioambiental de los productos durante y al final de su vida útil.
En este contexto ha cobrado una especial relevancia la Logística Inversa, entendida como el flujo de materiales y la información asociada en el sentido contrario al de la logística tradicional, esto es, desde los consumidores hacia el productor. Al igual que ocurrió con los sistemas de gestión de calidad, las empresas comienzan a pensar en la Logística Inversa no solamente como un coste adicional asociado a la retirada de productos, sino como una fuente de oportunidad que, bien orientada, les puede permitir disminuir costes, mejorar su imagen y adentrarse en nuevos negocios asociados con la recuperación de materiales.
Estos negocios que están integrados en una dinámica emergente de gran volumen tienen el futuro asegurado por las características de los productos que maneja; por la trazabilidad de los mismos.
Los interlocutores sociales siempre hemos coincidido en que el fabricante ha entendido mal durante mucho tiempo la recuperación en el tramo final de vida útil de los productos que nos ofrecía; por otra parte se ha ido dando cuenta que los sistemas de logística inversa pueden suponer un futuro mejor para sus empresas contribuyendo a la recuperación del medio ambiente. Cada vez más las empresas estudian el circulo regenerativo de sus productos que va desde los envoltorios, los embalajes y el coste de los mismos y su recuperación y aprovechamiento si hablamos de industrias pesadas de materiales de construcción como pueden ser las cementeras. Las administraciones y los fabricantes tienen que ponerse de acuerdo con el fin de conseguir un marco que posibilite de cara al futuro un mejor control en la eliminación de los materiales tóxicos y peligrosos comprometiendo y comprometiéndose en gestionar bien la reversibilidad del clima recuperando el daño hecho y por lo cual se ha generado el cambio climático que padecemos.
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